Pregunta a tu Ángel de la Guarda: Una lectura que me reconectó con lo esencial

No había leído nada de Raimon Samsó hasta hace poco. Fue gracias a los vídeos de IPP (que recomiendo mucho si estás en un proceso de crecimiento personal y espiritual) que empecé a escuchar su nombre con frecuencia. La curiosidad me llevó directo a su obra… y no empecé por poco: me compré cuatro libros de golpe.
Uno de los que más me ha tocado el alma es “Pregunta a tu Ángel de la Guarda”. Y aunque el título puede parecer esotérico o poco creíble en un primer momento, lo que encontré fue claridad, guía práctica y una profunda invitación a reconectar con algo que muchos hemos olvidado: la ayuda espiritual que siempre está disponible para nosotros.

Este libro parte de una premisa poderosa: no estamos solos. Desde el momento en que nacemos —y mucho antes, según explica el autor—, contamos con la compañía constante de un guía espiritual: nuestro ángel de la guarda. Una presencia amorosa y sabia que está ahí para asistirnos, guiarnos y protegernos, pero que solo puede intervenir si le damos permiso.
Y aquí está una de las enseñanzas clave del libro:

La Primera Directiva dice que ninguna entidad espiritual puede intervenir en tu vida si no se lo pides expresamente.
Incluso tu ángel guarda silencio… a menos que lo llames.
Esto me pareció profundamente revelador. ¿Cuántas veces estamos buscando respuestas, señales o soluciones… sin darnos cuenta de que no hemos pedido ayuda de verdad?

Claves que me llevé del libro
1. Pedir es activar.
Tu ángel no se va a meter en tu vida sin tu permiso. Para recibir guía, primero tienes que formular una petición clara, sincera y desde el corazón. La conexión se activa cuando decides invitarla.
2. Habla en voz alta.
La vibración del sonido tiene un efecto real en el plano físico. Cuando pides algo en voz alta, tu petición se ancla en la materia. Eso me pareció tan sencillo como poderoso.
3. Agradecer es sellar.
Sellar tus pedidos con gratitud anticipada —ese “Gracias, gracias, gracias”— es lo que transforma el deseo en energía concreta. La gratitud es el lenguaje que abre las puertas del cielo.
Pregunta a tu Angel
4. La intuición es el canal.
El autor explica que la intuición no es una habilidad sobrenatural, sino la capacidad natural que todos tenemos para escuchar con claridad… cuando elevamos nuestra vibración. Al acercarnos al amor, al silencio y a la paz interior, escuchamos mejor la voz de nuestro ángel.
5. Todo problema es una falta de amor.
Una frase que me marcó especialmente:
“Todos los problemas que enfrentáis están causados por una falta de amor, que se concreta en un desequilibrio energético de algún chakra.”
Y aquí el libro ofrece una mirada energética muy concreta:
Cada chakra está asociado a un tipo de bloqueo. Si sufres por la supervivencia, hay que sanar el chakra raíz. Si te cuesta expresarte, el bloqueo puede estar en el chakra garganta. Y así sucesivamente.

El momento que me hizo clic
Hubo un momento del libro que me resonó profundamente. Raimon habla de cómo a veces cargamos con problemas familiares no resueltos, de generaciones anteriores, y cómo tú puedes ser el punto de inflexión que corta con ese patrón.
“Aquellos que resolváis un antiguo problema familiar seréis el punto de inflexión para las siguientes generaciones en el linaje.”
No sé tú, pero en mi caso eso fue como encender una luz. Hay tantas cosas que repetimos sin entender por qué, hasta que nos detenemos, miramos hacia atrás y decidimos sanar. Ese trabajo interior también es un acto de amor hacia quienes vendrán.

Cómo aplicar lo que aprendí
Desde que leí este libro, he integrado una pequeña práctica cada noche:
Antes de dormir, visualizo una reunión con mis ángeles. Les presento los desafíos del día, hago mis preguntas y entrego mis deseos con fe.
Me duermo confiando en que la guía llegará, y muchas veces… llega. Ya sea en forma de idea, sensación, sueño, o simplemente una certeza silenciosa al despertar.
Otra práctica que rescaté: crear un instante de paz en el corazón.
Ese momento donde respiro profundo, visualizo luz dorada, y me reconecto con lo esencial.
Porque desde el miedo no se resuelve nada, pero desde el amor, todo es posible.

Cierro con esta frase que me quedó grabada:
“Sois muy amados, ahora y siempre. Recordadlo cuando perdáis la confianza.”


Comentarios